11.10.06

El pueblo recuperado de Torronteras

Los pueblos abandonados tienen el encanto de la soledad y esa sensación de estar apartados “del mundanal ruido”, y a veces casi de estar en otro planeta distinto. ¿Pero hay gente que le guste tanto como para trasladarse a vivir a un lugar así?


Existen un buen número de pueblos recuperados y ecoaldeas que han seguido esta filosofía. La vuelta a la tierra, el contacto con la naturaleza, y el desencanto con la civilización y todo lo que ella implica llevan a determinado tipo de gente a buscar estos lugares apartados de la mano de Dios, o tal vez más cerca de ella de lo que parece.


Mi compañero de soledades en Hontanillas me habló de este pueblo: Torronteras.


Hasta hace ya un buen número de años el aspecto de Torronteras no era muy diferente del de Hontanillas. Muros de piedra, una iglesia en ruinas y poco más. Sin embargo un día apareció un austriaco al que le pareció un lugar adecuado donde vivir, y al parecer compró el pueblo. No sé si entero, o sólo algunas casas y la iglesia, pero el caso es que adquirió legalmente, y no sin mucho trabajo, el pueblo de Torronteras. Luego procedió a reconstruirlo, hasta volver a convertirlo en un lugar habitable. Según mi interlocutor, este austriaco y la gente que vive con el se dedicaban en parte a la vida espiritual (meditación, yoga, y cosas por el estilo), y habían reconstruido el pueblo manteniendo su espíritu, en vez de echarlo abajo y construir chalets. También me contó que eran gente amable, y que recibían bien a los visitantes. Tras toda esta historia decidí desafiar a la suerte y a la tormenta que llevaba ya un rato amenazando y acercarme a este curioso pueblo.


Desde Hontanillas es relativamente fácil llegar. Sólo hay que seguir por el mismo camino por el que se toma el desvío a Hontanillas, y seguir la pista más grande. Sólo en un momento puede darse la duda en un desvío en que la pista se bifurca en dos pistas de igual tamaño. En este caso seguiremos la que sube hacia la ladera de la montaña, ignorando la que baja. Poco más adelante encontraremos un desvío a la izquierda, con una flecha de madera que señala la dirección de Torronteras.

Desde Pareja el camino es bastante más corto y basta con preguntar a cualquier vecino para llegar sin problemas.


El primero signos de civilización de Torronteras es bastante sorprendente. Un molino de viento en la cima del monte provee al pueblo de corriente eléctrica. Una vez llegados al pueblo vi un par de coches con bastantes años, aparcado en la puerta de la primera casa, y un pequeño camino que llevaba hasta la imponente mole de la iglesia. Al lado derecho del camino contrastaban las ruinas de varias casas de las que sólo quedaban los muros en un estado muy similar a las de Hontanillas.



La iglesia está totalmente restaurada, aunque por lo que tengo entendido ha dejado de tener la función religiosa para la que fue construida, y se ha convertido en un centro de reuniones. Resulta sorprendente pensar que no hace mucho su estado debió ser tan ruinoso como la de Hontanillas. Ahora tiene hasta sus cristaleras nuevas, y bastante originales, y algunos detalles curiosos, como que alguna de ellas es triangular. Aún quedan algunos andamios que prueban que el trabajo aún no está rematado, pero le falta realmente poco. El acceso a la iglesia estaba cerrado, por lo que sólo pude verla desde fuera.




En el pueblo conté un total de tres o cuatro casas reconstruidas en su totalidad, más otra en proceso de reconstrucción. La más impresionante está situada al fondo. Es una casa de gran tamaño de dos plantas, con un jardín realmente acogedor. Como antiguamente, las puertas estaban abiertas de par en par, e incluso había un pequeño taller en un lateral totalmente abierto. También había tecnología allí. Gran cantidad de placas solares en los tejados proveen de agua caliente y posiblemente electricidad, además del molino de viento del que hablaba antes.




Sin embargo el resto del pueblo se parece mucho a Hontanillas. Muros de piedra y ruinas por doquier, con la diferencia de que en este caso los caminos entre las casas están depejados, y algunas de las ruinas est
án apuntaladas para que resista mejor el tiempo.



En esta visita sus habitantes fueron fantasmas. No vi a ninguna persona en aquella última hora de la tarde, aunque sí que se podía apreciar
que aquel lugar había resucitado. La vida y el orden eran la tónica en los lugares reconstruidos con cariño y convertidos en hogares, mientras que el resto de ruinas, como si fueran viejos huesos del pueblo, daban una impresión de soledad extraña. Fue una pena no encontrar a nadie. Los habitantes de este pueblo deben de ser una gente realmente especial.



Localización: +40° 34' 6.21", -2° 35' 6.49". De nuevo aparece en Google Maps sin más que introducir el nombre del pueblo en la casilla de búsqueda, y de nuevo la resolución de las imágenes es bastante pobre. La imagen de SIGPAC es mucho más clara, y se pueden apreciar con detalle todas las casas del pueblo.


Estado: Las partes reconstruidas se encuentran en perfecto estado, como es normal. Las ruinas presentan bastante peor aspecto, aunque en muchos casos han sido apuntaladas con vigas de madera para evitar su desplome. No queda ningún techo peligroso, pero de cualquier manera más vale no andar apoyándose en los muros de las casas en ruinas.


Acceso: El camino de acceso no está asfaltado, pero se puede recorrer en coche sin mayor problema. Las casas del pueblo y la iglesia son de propiedad privada, al menos las reconstruidas, por lo que no podremos acceder. De las ruinas y los caminos no tengo noticia, pero en mi caso pude pasear y hacer fotografías sin que nadie me dijera nada, a pesar de que al llegar el motor de mi vehículo fue de todo menos silencioso, y más en contraste con la tranquilidad reinante. De cualquier manera, según mis referencias, sus invisibles (para mi) habitantes parecen ser amistosos. En la lejanía había un perro grande que ladraba de cuando en cuando, aunque desde la distancia parecía estar atado o encerrado.


Links; Aparte de los links que ya incluí en la entrada de Hontanillas, os dejo esta curiosa historia de un visitante anterior, que sí tuvo la suerte de encontrarse con los habitantes de Torroneteras.


Salu2!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Los habitantes de Torronteras son gente afable y acogedora aunque hay que respetar, lógicamente, su intimidad.
Esta familia de austriacos allí instalada llegaron después de que el pueblo fuese deshabitado por sus antiguos moradores, principalmente por las infrahumanas condicines de vida que llevaban, abandonados a su suerte por la administración de la época.
Su despoblación se remonta a mediados de los años 60.
Si queréis saber más sobre Torronteras y ver imágenes de la época podéis visitar mi página www.villaescusadepalsitos.com dedicada a Torronteras y Viullaescusa de Palositos, pueblo vecino que corrió igual suerte y que en los últimos años ha sufrido una desaparición prácticamente total.

Joan de Mirassielos dijo...

Que tendrá la fuente de Torronteras?

En el centro del hexagono el buen hombre hace su miel.

Si alguien sabe de que estoy hablando que me diga donde encontrar más información, gràcias.

Anónimo dijo...

Yo estuve el año pasado con mi amiga Andrea..y descubrí un lugar mágico..de cuento de hadas..y con unos huéspedes increíbles..muchas gracias por la acogida y cena a la luz de las velas..nunca lo olvidaré..

Anónimo dijo...

Creo q este texto está muy desfasado, porque Torronteras está ahora mismo y desde hace años habitado por personas, que deberían aportar aquí su testimonio y explicar su vida en el pueblo ( desde hace décadas!!!). La onda del lugar es magnífica. Recomendable disfrutar del cielo nocturno (sin contaminación lumínica, eh!) y de la miel de las abejas de la zona...

Maria José Perez roldan dijo...

Hola, me llamó Maria José y cada verano voy a Torronteras a comprar miel. He tenido la suerte de conocer a sus pocos habitantes. Me parecen personas amables; la primera vez la señora nos contó la historia de cómo llegaron allí. Pero pienso que hay que respetar la intimidad de estas personas. Antes de ir a comprar siempre llamo por teléfono, cosa q aconsejo, porque a veces no están.