20.12.11

Coches ferroviarios abandonados

Cerca del poblado anterior encontramos un par de coches ferroviarios (que no vagones, como me comentaban aquí ).

Lo cierto es que estaban bastante hechos polvo, con destrozos por todas partes y pintadas variadas, pero aún así siguen siendo abandonos, y de los curiosos. ¿Por qué se deja material ferroviario relativamente moderno en una vía muerta sin vigilancia alguna? Es en las cocheras, donde hay vallas y vigilancia, y ya aparecen los pobres pintarrajeados… En sitios como este los resultados saltan a la vista.



Uno de los coches era un primera clase, con asientos amplios y cómodos, y una pequeña barra de bar.



El otro era un clase turista habitual, con asientos en filas, con la salvedad de que la práctica totalidad de las butacas habían sido retiradas, salvo un par de ellas al fondo del todo.



A pesar de los destrozos el cuarto de baño aún estaba bastante entero, y curiosamente sin rastro de pintadas.



Una entrada cortita y con pocas fotos, que sirve de colofón a un par de días de abandonos con Mr. Nano de lo más fructíferos. Para los que quieran ver su “versión” de estos sitios que vimos juntos, pueden pinchar aquí.

Dentro de un par de semanas tocará entrada palaciega.

Salu2!

6.12.11

Pensión de pueblo abandonada

Nuestra siguiente visita nos llevó a una serie de instalaciones aledañas a una vía férrea en desuso. Las estaciones que queríamos ver estaban tan destrozadas que apenas tenían interés alguno. Cerca, nos dirigimos a un pequeño poblado abandonado. La mayor parte de las casas estaban prácticamente arrasadas, sobre todo las más modernas. Sin embargo esta pequeña pensión de aspecto bastante más antiguo que el resto de edificaciones se conservaba bastante mejor que el resto.

De su parte delantera destacaba la absoluta simpleza de sus líneas, sólo rotas la balconada central que una parra había usado como asidero hasta cubrirla casi por completo.



Sin embargo, desde su parte trasera, su aspecto cambiaba totalmente, y con esa esepcie de torre, que servía para albergar la escalera hasta los pisos superiores, recordaba vagamente a un viejo castillo.



Lo primero que encontramos tras entrar fueun pequeño vestíbulo con una puerta al fondo. El suelo de losetas de diseño geométrico, el papel cayéndose de las paredes y la total ausencia de pintadas auguraban una buena sesión de fotos.



No hizo falta irse muy lejos. Justo al pasar la puerta, al observarla desde el otro lado, descubrimos que lo que parecía cristal era en realidad un curioso plástico traslúcido de colores, que hacía juego con el papel de las paredes. Personalmente esta creo que fue la foto del día.



En la planta baja encontramos varios colchones en el suelo, y algunos muebles con dibujos de niños. Probablemente alguien había estado viviendo de okupa en el edificio durante una buena temporada.



Curiosamente, toda la planta baja tenía aspecto de haber sido una vivienda aparte del resto del hotel, ya que tenía un par de habitaciones, un baño y una pequeña cocina que también hacía las veces de salón de estar. Además, esta casa estaba aislada de las habitaciones de las plantas superiores, a las que sólo se podía acceder desde el exterior por un acceso a la “torre” de escaleras.



Por ese acceso también se llegaba al sótano, que debía de servir como cocina y comedor para el hostal. Aquí había bastante poca luz debido a las pequeñas y altas ventanas que quedaban a ras del suelo exterior.



Allí también encontramos restos de okupación, aunque bastante menos que arriba. Esta zona era de peor acceso y bastante más oscura, pero en verano debía ser más fresquita.



La torre de escaleras no tenía demasiado buen estado, pero al menos en las primeras planta tenía aspecto de aguantar bien el peso. Por precaución fuimos subiendo separados unos de otros, para minimizar el peso en cada tramo de escalera. La última planta estaba bastante peor y el techo se había caído en varios sitios, además de tener bastantes escalones rotos, así que desechamos la idea de subir hasta la última planta.



En general todas las habitaciones estaban vacías y sin mucho que ver. Los baños, uno común por planta, tampoco tenían demasiado interés. Lo que si era curioso era la decoración de las paredes de la penúltima planta. Los que ya no vamos siendo tan jóvenes seguro que recordamos a David el Gnomo. Por el estado de las pinturas diría que eran originales de cuando se segúia usando como hostal. Tal vez esa planta estuviera dedicada a los más pequeños, aunque no sé yo quien querría dormir en la habitación de los troll…



El bar del hostal estaba situado en un edificio aledaño, y estaba en bastante peor estado que el edificio principal. El techo se había caído en varias partes y de la barra quedaba poco.



Buscando detalles encontré este viejo panel eléctrico, de aquellos con enchufes de porcelana y huecos para los fusibles.



En el cuarto trasero del bar encontramos el típico bicho muerto que suele aparecer en estos sitios. En este caso era menos desagradable que en otros lugares, aunque debía de llevar bastante tiempo allí, por cómo olía de mal…. :)



El sitio era pequeño, pero por su estado y la cantidad de detalles nos compensó ampliamente el tiempo desperdiciado en el resto de edificios.



Salu2!

22.11.11

Fábria de harinas abandonada

Nuestro siguiente destino era una vieja fábrica de harina de la que teníamos alguna referencia que otra. Al llegar allí nos encontramos que el lugar estaba muy cerca de una carretera bastante transitada, y encima en los alrededores había un par de asentamientos chabolistas que no daban demasiada tranquilidad. Esperamos un rato a que no hubiera moros en la costa y nos dirigimos al edificio intentando poner aspecto como quien está en su jardín el fin de semana.



La entrada al edificio no tenía mayor problema. Lo primero que nos llamó la atención fue el suelo. Daba la impresión de que ahí el agua entraba en buena cantidad, acompañada de tierra. Ahora, el barro seco y cuarteado le daban a la habitación casi vacía un aspecto de lo más curioso.



Además del suelo, lo único destacable era un viejo montacargas que, sorprendentemente, aún seguía en el piso superior. Lo habitual es encontrarse los ascensores en el piso más bajo, si es que están. Por ahora, la competencia entre la gravedad y el óxido tienen al segundo como ganador temporal.



Observando la maquinaria de cerca saltaba a la vista que los nuevos habitantes del lugar habían dejado su huella. O más bien sus heces. Toda la maquinaria del montacargas estaba cubierta de excrementos de paloma.



Las siguientes habitaciones estaban elevadas respecto a la primera. Esto hacía que en el suelo no hubiera restos de barro, aunque en casi todas partes había una generosa capa de excrementos de pájaro. La planta superior era de madera, aunque la mayor parte de las columnas eran metálicas. En el suelo se podían observar unos pequeños “bordillos” de cemento que indicaban donde había estado la maquinaria hoy desaparecida.



En la siguiente habitación, una de las más grandes, encontramos esta curiosa estructura en forma de rampa circular. Estaba hecha de madera en su totalidad, lo que explicaba su deplorable estado.



Probablemente alguien había intentado usarla para subir a la segunda planta con el resultado que se puede observar. Al menos el que fuera tuvo suerte de que se rompiera abajo, y no arriba.



En la primera foto se puede ver al fondo lo que queda de la escalera de acceso al segundo piso. En este caso, la estructura no ha aguantado el paso del tiempo tan bien como los pilares de metal, y se ha venido abajo dejando colgando la barandilla metálica. Espero que no pillase a nadie subiendo.




Más al fondo encontramos una zona más colorida, que debió de servir como vivienda u oficinas. El color de las paredes era totalmente distinto a la zona que habíamos visto, y las ventanas de madera aún se conservaban en parte.



También encontramos los restos de una vieja cocina sumida en la casi total oscuridad. Para hacer esta foto tuve que exponer casi un minuto, y encuadrar a ojo y con la ayuda de la linterna. Cuando vi los azulejos blancos en la pequeña pantalla de la cámara casi no me lo podía creer. Aún hoy, la capacidad de las cámaras de "ver en la oscuridad" me sigue sorprendiendo.



En un pequeño cuartito justo detrás de la cocina encontramos algunos restos más de maquinaria, aunque poca cosa. Estas pesadas ruedas de piedra debían servir de muelas para triturar el grano. Debían de tener algo más de un metro de diámetro. Aunque lo suyo hubiera sido buscar alguna referencia no encontré nada que me pudiera servir por allí.



Colgado del techo estaba el típico depósito de agua caliente antiguo que se suele encontrar en las casas viejas, aunque en este caso el tamaño era bastante mayor de lo habitual, con casi 3 metros de largo por más de 1 de diámetro. También estaba bastante más oxidado de lo que suele ser habitual, aunque no estoy seguro de si se debía al tiempo o a que aquel lugar tenía pinta de mojarse bastante con las lluvias.



La prueba de lo del agua estaba a pocos metros de allí, en un pequeño sótano apenas un metro más abajo del nivel del suelo. Por suerte el reflejo de un pequeño ventanuco en el agua sirvió para darme cuenta de que estaba totalmente inundado antes de bajar las oscuras escaleras.



De vuelta a la entrada nos fijamos en alguna de las columnas metálicas de esa zona, bastante más estéticas que las simples vigas de hierro en forma de H que sujetaban los techos del resto de zonas. Prácticamente no tenían óxido, salvo en la zona inferior, donde parecía faltar parte del suelo.



El sitio en principio tiene poco que ver desde un punto de vista industrial. Sólo techos y paredes y prácticamente ninguna maquinaria. Tampoco resultaba especialmente grande, sobre todo al ser imposible acceder a las plantas superiores. Aún así, es de esos sitios en los que buscando un poco se consiguen algunas fotografías interesantes, o al menos eso me parecen a mi.



Espero que os haya gustado. En una semana escasa lo más probable es que esté más que liado explorando sitios más nauseabundos aunque bastante más cálidos y adorables. Espero que cambiar pañales se me de mejor que hacer fotos… : ) Por este motivo me va a tocar dejar los abandonos durante una buena temporada, pero no os preocupéis, que todavía tengo material de archivo como para ir tirando unos cuantos meses más a razón de un post cada dos semanas.

Así que hasta dentro de dos martes, si nada se tuerce.

Salu2!

8.11.11

Fábrica de piensos abandonada

Nuestra siguiente visita fue una pequeña fábrica de piensos. Tras un pequeño rodeo dimos con la puerta trasera abierta de par en par. La parte trasera sólo tenía un montón de malas hierbas y varios establos de cemento sin el mayor interés, de modo que nos dirigimos al edificio principal directamente.

La zona por donde entramos estaba situada directamente debajo de los gigantescos depósitos de pienso. Una serie de compuertas bajo los depósitos y unos canalones conducían el producto hasta un tornillo sin fin que servía para transportar el pienso.



Una vez allí empezamos a oír voces. Afinando el oído dedujimos que había al menos tres personas, y por el tono pensamos que había una o varias mujeres.
Discretamente nos dirigimos a las voces para saber a qué atenernos… Descubrimos que habíamos acertado en el número solamente. Se trataba de tres chavales de unos 13 ó 14 años. Les saludamos y seguimos a lo nuestro. Lo divertido es que durante una hora más o menos dejaron de pegar voces y a veces los veíamos observándonos desde alguna ventana.

En el patio trasero de la fábrica se observaban los enormes depósitos que eran lo que más llamaba la atención del lugar. Justo debajo estaba el edificio por el que habíamos entrado.



En mitad del patio, como el juguete roto de un gigante, encontramos una enorme… ¿Chimenea? ¿Tolva? No debía de llevar mucho tiempo allí porque apenas tenía óxido.



El edificio de la derecha parecía bastante más antiguo que el resto de la fábrica, y su estado era francamente malo en comparación. El techo había desaparecido y estaba lleno de hierbajos. A la derecha había tres portezuelas de lo que parecían ser antiguos hornos. Mi compañero de excursión encontró una camada de gatitos recién nacidos en uno de ellos. Por suerte la madre no andaba por allí. Si no, probablemente habríamos salido con algún arañazo de allí.



En el edificio más cercano a la entrada original, con su enorme puerta bien cerrada, encontramos los restos de la oficina. Lo cierto es que era poco más que una habitación grande y un par de almacenes.



El resto del edificio servía de vivienda: cocina, baños aunque ningún salón como tal. Todas las habitaciones tenían más o menos el mismo tamaño a ambos lados de un enorme pasillo.



En la planta superior estaban los dormitorios, alguno de los cuales aún conservaba algo de mobiliario, aunque en un estado bastante precario.



De los baños apenas quedaban algunas bañeras y poco más. Menos mal, porque un abandono sin bañeras parece que le falta algo… Lo mismo que cuando no encuentras alguna silla.



Tras recorrer la casa nos dirigimos al edificio de la fábrica donde estaban los chavales y que habíamos dejado para el final, por aquello de no tener gente en medio de las fotos. Por suerte se habían marchado ya, así que pudimos fotografiar a placer.

Lo más curioso era una máquina que aparentemente servía para llenar sacos con pienso. Lo curioso es que, a diferencia de la mayor parte de la maquinaria que solemos encontrar, esta estaba hecha en su mayor parte de madera, en vez de metal.



El resto de la estancia lo componían varias tolvas con canales metálicos con tornillos sin fin en su interior, para transportar el pienso hasta la máquina anterior.



En esta foto se aprecia perfectamente el tornillo sin fin. Lo que había por el suelo era una cantidad ingente de excrementos de paloma, por lo que tuvimos cuidado de no levantar mucho polvo por el bien de nuestra salud.



La fábrica no era muy espectacular, ni tenía mucha maquinaria, pero desde luego valió la pena echarle un vistazo. Lo curioso es que no encontramos muchas pintadas ni excesivos destrozos, a pesar del fácil acceso al lugar. Es una pena no encontrar más sitios así.

19.10.11

Colaboraciones: El pueblo abandonado de Belchite

Mas cerca de lo que nos pensamos los que residimos en Zaragoza (30 minutos en coche) tenemos unas de las ruinas más famosas de la Guerra Civil española, triste episodio que se resiste a poder ser superado y olvidado de una vez definitiva.

En lamentable estado de abandono encontramos junto a Belchite nuevo lo que se ha denominado como el pueblo viejo de Belchite, escenario nocturna de tan buenos episodios radiofónicos.
Realmente interesante es visitarlo durante días de tormenta y niebla así como aprovechando el buen clima durante el verano para hacer excelentes fotografías nocturnas.




Resalta el buen estado de conservación de algunos edificios como puede ser el de la entrada principal por la parte nueva tal y como podemos apreciar en la siguiente foto




Varios conventos (de San Agustin y de San Rafael) e iglesias (San Martin de Tours y San Juan) se ubicaban en esta villa, dando una clara muestra de su importancia en aquellos tiempos.






Entrar a sus edificios derruidos y observar su actual estado hace que nos preocupe, y mucho, documentar lo mejor posible estos vestigios de tiempos no tan lejanos.




Realmente peligroso es callejear por sus calles así como aventurarse a entrar en unos edificios que inexplicablemente se mantienen en pie.






Pese a todo, en este pueblo se pueden disfrutar de momentos más frecuentes en postales y cuadros durante los atardeceres.




Hay sitios que parecen tener vida propia y cambian de un mes para otro, como puede ser la famosa cochera con el 2CV






Recomendamos una visita a este pueblo como desde aquí recomendamos a las autoridades se pongan a trabajar en intentar conservar siendo fieles a la naturaleza de las ruinas.

Miguel Angel Gomez, www.ruralphoto.es