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24.3.09

EQ7. Clinica abandonada Val de Juine

La última visita que realizamos fue a la abandonada clínica de Val de Juine. Para ser un lugar abandonado en 2006 los estragos han sido numerosos, especialmente cuando comparas el sitio tal y como está ahora con las fotos del lugar al poco de ser abandonado.

Al parecer, la clínica, construida en los años 60, sufrió problemas económicos hasta su cierre definitivo en 2006. Los esfuerzos de los vecinos para mantener el centro de salud operativo no fueron demasiado efectivos, desgraciadamente.

Desde el exterior, el edificio no parecía en muy al estado, aunque las ventanas tapiadas no auguraban una entrada fácil. Por suerte, y como otras veces, nuestra avanzadilla había encontrado un acceso relativamente sencillo días antes.



La exploración de la mitad de la planta baja fue bastante corta. En principio apenas vimos nada interesante. Las puertas de los ascensores estaban abiertas, con el hueco a la vista y los ascensores varias plantas más arriba. Había bastante basura por todas partes, aunque bastante menos que lo que suele ser habitual.



En la entrada, hoy tapiada, se podía ver aún el cartel con los distintos servicios y especialidades, con los nombres de los doctores encargados de cada uno.



También la típica sala de calderas, en la que sólo quedaba basura, los tubos que conectaron las desaparecidas calderas con el exterior y la imprescindible silla abandonada.



Tras estar un rato haciendo fotos y curioseando, le comenté a Stewie que había encontrado una puerta cerrada, con una ventana rota con un tablón puesto desde el interior. No se le ocurrió otra cosa que empujarlo un poco…. Haciéndolo caer. Inmediatamente oímos un sonoro “OUF”, seguido de lagunas palabras que no entendí. Tras un “Pegdon muá, mesié” salimos por patas al segundo piso, tras convencer por la vía rápida a Dafy de que dejara de hacer fotos primero y preguntase después…
Desde entonces tenemos una regla nueva: no tirar nada encima de la gente que duerme en los abandonos.

Como parecía que el inquilino no tenía intención de seguirnos al piso de arriba nosotros seguimos a lo nuestro. Echamos un vistazo rápido a la primera planta y tras cuatro fotos rápidas decidimos empezar por los pisos superiores, por si el tipo aquel decidía asomarse al primera piso.

Las segunda y tercera planta eran prácticamente iguales. Un largo pasillo con habitaciones a los lados. La mayor parte de ellas totalmente vacías y con las puertas quitadas. En algunas de ellas encontramos todas las puertas amontonadas. El resto, apenas algún resto de su uso original.

Como excepción, una de ellas encontramos lo que quedaba de una cama de hospital. Se ve que se quedó encajada al intentar sacarla sin desmontarla y allí se quedó.



En cuanto al resto, lo único interesante eran algunas salas distintas, que debieron ser usadas por el personal de enfermería para pequeñas curas, limpieza y almacenamiento de material sanitario. En una de ellas encontramos una vieja postal de alguien que estuvo ingresado o trabajando allí, y daba recuerdos a médicos y enfermeras.



En algunas de las habitaciones, especialmente en la última planta, encontramos restos de comida, ropa y demás basura, probablemente de varios okupas. Me llamó la atención que había un montón de botellas de plástico llenas de un liquido entre rojizo y marrón de aspecto desagradable, almacenadas en distintos sitios.

Tras terminar de recorrer las plantas superiores volvimos a la primera, donde estaba la parte más interesante del edificio: la zona de quirófanos y rayos X.

De la máquina de rayos X apenas quedaba nada, por suerte o por desgracia. De haber estado entera hubiera sido un espectáculo, aunque tal y como estaba, mejor que no hubiera nada. Habíamos leído que la fuente radiactiva de la máquina aún andaba por allí, así que el que se divirtió haciéndola pedazos debió llevarse una buena dosis de radiación en el proceso. Aunque no parecía que hubiera nada peligroso por allí, apenas estuve lo justo para hacer un par de fotos.



La zona de los quirófanos lo único que tenía de estéril a esas alturas era el cartel sobre la puerta. Había cuatro quirófanos, aunque habían sido desmontados por completo.



De las enormes lámparas de quirófano apenas quedaba la base de metal en el techo que sirve para engancharlas. Habíamos leído que antes aún se podía encontrar material médico por allí, aunque nosotros no vimos más que algunos tubos aquí y allá, además de algunas radiografías.



En otra habitación, justo enfrente de la sala de rayos X, encontré esta cuna en una habitación por lo demás totalmente vacía.



Posteriormente decidimos volver a bajar a la planta baja a terminar de revisarla. Una vez allí, escuchamos a nuestro “amigo” cantando. Eso significaba que debía estar sólo y que no estaba especialmente de mal humor por nuestra “visita”. Curiosamente, tenía una voz de barítono bastante agradable.

La parte norte de la planta baja era aún más oscura que la otra, en parte por las ventanas tapiadas, y en parte porque la mayor parte de las puestas estaban cerradas. Suerte que andábamos con linternas, como es habitual, porque el aspecto del sitio era bastante oscuro.



Encontramos un par de almacenes llenos de trastos variados, junto a lo que pudo ser una pequeña lavandería. Lo que más nos llamó la atención fue una pequeña habitación con un diván.



Si nadie había cambiado la maquinaria de sitio, el lugar se usaba para realizar ecografías. La máquina estaba bastante destrozada, pero aún se podía leer para lo que servía. También encontré una vieja bata azul en el armario de la habitación, que daba bastante juego a pesar de que la ventana tapiada apenas dejaba pasar la luz.



Justo cuando estaba terminando tomar esa foto Stewie me llamó. Nuestro amigo había acabado de cantar y se había presentado. Era un hombre de unos 40 años, con el pelo largo y una poblada barba. No parecía especialmente agresivo y decididamente no estaba acompañado. Estuvo un rato hablando en francés durante un rato, aunque no entendí mucho de lo que decía. Stewie, que es el único que habla francés, le contestaba con frases cortas, nos miraba y ponía cara de no estar enterándose de nada. Tras un rato nos despedimos y salimos por donde habíamos venido.

Una vez fuera, resultó que Stewie sí que le entendía más o menos bien, pero que decidió “hacerse el sueco”. Al parecer, el tipo quería cobrarnos por la visita, unos 3 ó 4 € por persona o algo similar. También le comentó que su abrigo parecía muy calentito.

Estuvimos haciendo un par de fotos del edificio por fuera antes de irnos finalmente. Sin embargo, antes de terminar de salir nuestro amigo volvió a aparecer. Debía tener un acceso más sencillo que el nuestro y volvió a comentar algo más acerca de que no quería que la policía viniera a su casa o algo así. Pusimos cara de “no entiendo nada” y acabamos por irnos.



Como veis, siempre es buena idea meterse en estos sitios acompañado, por lo que pudiera haber. Normalmente los encuentros suelen ser tranquilos, porque quienes viven allí tienen más que perder (su “casa”) que tu, pero nunca se sabe.

Y con este post queda finalizada la crónica de la EQ7. Todavía tengo cosillas por ahí que publicar, algunas viejas, otras nuevas... Y en breve volvemos a salir a "los alrededores", esta vez a Bélgica, paraíso del abandono. Permanezcan atentos a sus navegadores.

12.2.09

EQ7. Vagones de pasajeros abandonados.

Llegar el último a una euroquedada es, por un lado, una pena, ya que muchas veces te pierdes cosas que hacen que al ver las fotos lo lamentes mucho. Sin embargo, tiene la ventaja de que puedes volver a sitios ya vistos y que compensan una nueva visita por parte de los que ya estuvieron, y que sabes que van a ser interesantes. Este fue el caso de estos vagones, que previamente sirvieron de escenario a Stewie para montar su particular belén navideño.

La red ferroviaria que rodea Paris es una auténtica pasada. Durante mi estancia en París, después de comprobar que las autopistas eran un auténtico desastre que parecen estar en hora punta durante todo el día, nos movimos casi exclusivamente usando trenes y metro.
Cerca de las estaciones suele haber bastantes vagones de carga en mejor o peor estado, pero los vagones de pasajeros son bastante más raros de encontrar.

Nos llevó un buen paseo llegar desde la estación más cercana hasta donde estaba esta convoy abandonado. Visto desde atrás, desde donde nos acercamos, apenas parecían un par de vagones olvidados. Por desgracia, estaba tan entusiasmado por subirme a hacer fotos del interior que se me olvidó tomar alguna foto del exterior mientras aún era de día.

La primera sorpresa fue averiguar que no se trataba de un vagón de pasajeros normal, sino un coche cama. La estructura de cada vagón era la misma. Un pequeño espacio abierto en los extremos y un estrecho pasillo en un lateral.



Curiosamente, algunos de los vagones debían de estar “al revés”, ya que a veces el pasillo estaba a la derecha y otras veces a la izquierda. Los compartimentos eran todos iguales, con sus pequeñas diferencias de pintadas, humedades y basuras variadas. Con las literas cerradas el espacio era bastante escueto, aunque cabrían cuatro personas sin problema.



A la hora de dormir, el respaldo del asiento giraba sobre los goznes de la pared y se colocaba en posición horizontal, sujeto con un par de tiras que colgaban del techo. A pesar de que no tenían aspecto de ser unas camas muy cómodas alguien parecía haber estado viviendo una temporada en este compartimento, por la cantidad de trastos que había.



En uno de los extremos de cada vagón había un diminuto servicio con un wc, un pequeño lavabo de plástico y poco más.



En las fotos, con el objetivo angular, parecen mucho más grandes de lo que eran en realidad. Más que una habitación, lo que parecían eran armarios empotrados.



En todos los vagones se podía ver el sistema de frenado hidráulico de los vagones. Supongo que se utilizarían en caso de emergencia o para bloquear los vagones cuando no estuvieran enganchados a a una locomotora. En los primeros vagones que vimos la puerta estaba cerrada, pero en otros, como en este, la enorme rueda amarilla llamaba mucho la atención. Por cierto, que no había manera de girarla.



Tras los coches-cama encontramos varios vagones de pasajeros, esta vez con asientos.
Los primeros de ellos tenían unos asientos con aspecto de ser más modernos, por su diseño. Parecía que los asientos habían sido desmontados previamente, ya que algunos de ellos estaban amontonados en los laterales, pero sin que pareciera que hubieran sido arrancados.



Sin embargo, en otros vagones, los asientos estaban totalmente desparramados por todo el vagón. Algunos de ellos permanecían en su sitio, pero eran la excepción.



El último vagón era distinto y parecía más antiguo. Los asientos estaban forrados de piel sintética en vez de tela como el resto. Además, estos sí estaban firmemente anclados al suelo, de manera que casi todos estaban en el lugar que les correspondía.



Cuando terminamos de recorrer el convoy apenas quedaba ya luz del día. Las últimas fotos que saqué las tuve que hacer con la única luz de la linterna, la polución lumínica de París, que daba un cielo un tono anaranjado, y unas pocas farolas cercanas a las vías.



Esta ha sido la primera vez en que me he encontrado con vagones de pasajeros. Los vagones de carga son mucho más habituales, pero carecen del encanto de estos.
Sólo hace falta un pequeño esfuerzo de imaginación para sentir el traqueteo de las vías y el suave balanceo que un día les fue tan familiar. Adivinar los fantasmas de los pasajeros que subían y bajaban de los vagones, descansaban en las literas o comían en las pequeñas mesas plegables tampoco es muy complicado.



A pesar de los cristales rotos, las puertas arrancadas y las pintadas en las paredes.

Salu2!

22.1.09

EQ7. Sanatorio antituberculosos abandonado Fernand-Bezançon

Resulta curioso el aspecto que tienen algunos abandonos y sus alrededores. La primera impresión que nos dio esta construcción era la de una especie de museo. Muros altos de piedra, una enorme puerta metálica abierta, muchos carteles de información turística. Dentro, un parking lleno de coches y más carteles indicadores.

Al fondo, asomándose entre la niebla, el enorme chateau (castillo) Franconville de tres plantas de altura. Ventanas cerradas y en buen estado. Escudos, blasones y adornos con aspecto antiguo, pero bien conservado para tratarse de una edificación erigida alrededor del año 1880.
Curiosamente, nuestro hospital abandonado se encotraba justo detrás del castillo. De hecho, originalmente el hospital formaba parte del castillo. Este fue comprado por el Departamento del Sena en 1924 y se le añadió todo el ala que visitamos y que se terminó de construir en 1929. El hospital sirvió como preventorio para combatir al tuberculosis hasta 1992, en que se abandonó para ser sustituido por instalaciones más modernas. Alrededor de 2006 se efectuaron obras para separar físicamente el ala hospitalaria del Castillo, a fin de preservar este último debido a su interés histórico y arquitectónico. Al mirar con detenimiento el castillo vimos que las ventanas en buen estado eran sólo una ilusión. Todas habían sido sustituidas por tablas pintadas simulando ser vidrios en buen estado. Desde luego el efecto era eficaz, ya que no nos percatamos del engaño hasta bastante tiempo después.



Tras dejar el coche en la parte trasera del edificio, oculto a los ojos de los curiosos, entramos al edificio por los sótanos. Un par de talleres con mesas de trabajo, muchas tuercas y tornillos oxidados y un largo pasillo lleno de tuberías nos dieron su callada bienvenida. Casi al final empezamos a encontrar alguna maquinaria curiosa, como los restos de los motores, poleas y demás aparataje eléctrico de un ascensor, parcialmente sumergidos en el agua.



Más al fondo del pasillo llegaría la primera sorpresa del día. Lo que en su tiempo fueron unos baños, con sus cabinas de ducha aún reconocibles, habían sido convertidos en un enorme almacén de documentación médica. Todas las paredes estaban cubiertas con estanterías que contenían millares de fichas médicas, con sus correspondientes radiografías, encuadernadas en carpetas de color amarillo anaranjado. Al fondo se encontraban los archivos más antiguos, datados alrededor de 1930. En algunos lugares los expedientes se amontonaban sin demasiado orden.



Cerca estaba uno de los accesos principales al edificio. Originariamente las escaleras se encontraban en dos pequeñas torres algo más altas que el resto del edificio, cerca de los extremos de la construcción. Hoy sólo esta está abierta al exterior ya que la otra se tapió cuando se hicieron las obras de aislamiento del edificio y el castillo. En primer plano un detalle de los fajos de expedientes médicos. Al fondo la puerta al largo pasillo de los sótanos.



Las escaleras subían hasta tres pisos por encima. Curiosamente encontramos gran cantidad de puertas quitadas y amontonadas en distintos sitios. En la toma se aprecia que la niebla exterior era persistente. A pesar de que no nos llovió mientras estuvimos allí, el sonido de las goteras en distintos lugares del edificio nos acompañó casi todo el tiempo, y algún remojón inesperado también en algunas zonas con el techo especialmente en mal estado.



Las dos últimas plantas eran prácticamente idénticas entre si: largos pasillos con habitaciones para enfermos a un lado. La planta baja era similar, aunque esta sí tenía algunas habitaciones al otro lado del pasillo. La más significativa tal vez fuera la de rayos X. La maquinaría de control aún sigue allí, aunque tanto la mesa como el proyector habían desaparecido, dejando sólo algunos cables, anclajes y trozos de metal retorcido.



Unas escaleras cercanas llevaban a la habitación de revelado. Allí aún quedaban varios baños para el revelado de radiografías, además de algunas placas y otros trastos. La sala conectaba con la de radiografías con un pequeño montacargas para ir revelando las placas. No sé porqué, pero a pesar de todos los trastos que había por allí no conseguí visualizar ninguna imagen que me gustara de aquel sitio, así que al final me fui sin foto.

Otra habitación que me llamó la atención fue una pequeña sala sin mueble alguno y de uso difícil de suponer, tal vez una sala de espera o descanso. Llamaba la atención por el enorme ventanal semicircular, hoy roto, que dejaba ver el bosque entre la bruma.



El pasillo continuaba a todo lo largo del edificio. Alguien había utilizado un carro para andar llevando hasta aquí un buen montón de expedientes y radiografías. De hecho, parte del suelo del pasillo aparecía alfombrado de ellas.



En otra habitación contigua, en lo que debieron ser unos baños por una solitaria cisterna que aún quedaba, alguien, probablemente el mismo que utilizó el carro, había cubierto las paredes de la habitación con radiografías. El efecto de ellas, combinadas con las ventanas rotas y la maleza pugnando por entrar en la habitación daban un aspecto curioso al lugar.



El pasillo terminaba en una puerta tapiada por bobedillas. En el piso inferior el muro estaba intacto, pero en el superior comprobamos que tras el muro había una escalera, aunque el tamaño del agujero no daba para mucho más que mirar. Por suerte, en la planta superior el agujero era lo suficientemente grande para pasar. Comprobamos que la escalera era similar a la primera que vimos, aunque en este caso, más allá se encontraban más puertas tapiadas. En estas no había agujero, ya que deban directamente a la calle al haberse eliminado la conexión con el chateau.
Sin embargo, los sótanos sí tenían alguna cosa interesante, como estos viejos depósitos de agua caliente, además, de varias mesas de taller con gran cantidada de tuercas viejas y oxidadas. Por desgracia los talleres eran bastante pequeños y sin luz, por lo que era difícil hacer fotos decentes.



Curiosamente, el acceso al chateau bajo tierra seguía intacto, aunque acababa en un doble muro de bobedilla. Alguien había hecho un agujero sólo para comprobar que tras el primero había sólo una pequeña cámara de aire y otro muro igual.

En la parte superior de ambas escaleras había una pequeña escalera de madera que daba a una especia de buhardilla pequeña con un balcón. En una de ellas encontramos restos de comida y algunas botellas.



El pequeño edificio aledaño al principal apenas contaba con un par salas de tamaño mediano sin mayor interés, aunque uno de los accesos tenía esta habitación pintada de azul. Curiosamente no me di cuenta del color de las paredes hasta que estuve de vuelta en casa, a la hora de procesar la fotografía.


El sitio al final no es demasiado grande y se ve en unas pocas horas. Destrozos hay bastantes, y en algunos lados el estado del tejado resultaba un tanto inquietante, pero en cualquier caso los detalles y el juego fotográfico que da el sitio lo compensan con creces. Lo más triste fue comprobar que no habí amanera de acceder al Chateu actualmente, al menos sin organizar destrozos considerables. Las fotografías de la morgue a través de una ventana rota con el flash integrado no llegan a ser ni la sombra de lo que hubieran sido desde dentro.

16.12.08

EQ7. Prólogo.

Pues si nada se tuerce, mañana a estas horas andaré en la séptima edición de la Euroquedada.

Esta vez el destino escogido ha sido la capital francesa. Los exploradores franceses se han portado estupendamente, y la lista de sitios a visitar es de lo más interesante: palacios, clínicas, estaciones fantasma de metro.... Van a ser tres días intensos, seguidos de otro par más para ejercer de turistas "convencionales".

En el tintero se me queda, por ahora, la última visita de al EQ6 en Berlín, ya que prometí a Stewie y Umpi que dejaría aparcada para no estropear la sorpresa que llegará en forma de video. Digamos, por aquello del suspense, que fue un abandono entre desconcertante y sorprendente.

Espero que el año próximo tenga más tiempo para andar de abandonos. La lista de visitas pendientes, gracias entre otras cosas a los correos que recibo de lectores del blog, es larga, densa, y esparcida por todo el territorio nacional. No me cansaré nunca de daros las gracias a todos los que me escribís, ya sea en forma de correos o comentario en los post, y al resto que leeis, aunque sólo os pueda "ver" como frías cifras en el contador de visitas.

Nos vemos a la vuelta.

Salu2!