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13.9.16

EQ16. El antiguo hospital infantil.

Al día siguiente nos tocaba visita hospitalaria. Tras un buen paseo en coche aparcamos en una calle en las afueras de la ciudad y empezamos a echar un vistazo a la zona. Tras un par de deliberaciones nos decidimos a entrar por un lateral de la finca del hospital rodeando un edificio de viviendas. Ni siquiera hubo que saltar nada. Estábamos dentro y ahora tocaba ver como meternos en el edificio.


Tras un par de rodeos infructuosos tratando de dar con una puerta abierta nos acabamos colando por una puerta de cristal que estaba rota. Tras la típica conversación para ver como quedábamos y como nos distribuíamos empezamos a explorar.




La zona por donde entramos alojaba lo que parecían habitaciones para 4 ó 6 camas, bastante grandes.




Había un par de par de plantas conectadas por ascensores y escaleras.




Llamaba bastante la atención la cantidad de luz que había por todas partes y los largos pasillos.




En el siguiente edificio, muy conectado con el primero encontramos los quirófanos. Esto nos hizo pensar que las habitaciones anteriores debían ser unidades de cuidados intensivos, por la cercanía y el tamaño.




Curiosamente los baños que había por allí eran bastante grandes. Resulta curioso encontrar bañeras tan grandes en un hospital hoy en día. De todos modos, el resto de baños eran bastante más pequeños y no recuerdo haber visto más bañeras como esta.




Del quirófano quedaba poco que ver y sólo se identificaba la estancia por la enorme lámpara. De las mesas de operaciones y otros enseres habituales no quedaba prácticamente nada. Por cierto, que estando por aquí empezamos a oír voces. Tras acércanos a ver qué pasaba resultó que había un vigilante en el edificio. Curiosamente, en lugar de echarnos nos preguntó si éramos estudiantes de arquitectura y que tuviéramos cuidado de no acercarnos a algunas zonas concretas, que tenían alarma, tras lo que nos dejó andar por allí a nuestras anchas. Da gusto encontrar vigilantes tan majos.




Con la tranquilidad de saber que podíamos andar por allí sin problemas nos acercamos al segundo edificio. Este era el más grande y más largo de todos. Sólo hay que ver el larguísimo pasillo para hacerse a la idea. En realidad, el pasillo se extendía casi el doble de lo que se ve.




Mismo pasillo, justo desde la otra dirección. Aquí parece más largo porque la foto está tirada con el angular (a 9 mm). El angular deforma, sí, pero la máquina de andar era enorme de cualquier manera.




Por esa zona había varias habitaciones de servicio. Este pedazo de mamotreto con aspecto de caja fuerte es en realidad un esterilizador.




Por esta zona encontramos también el laboratorio. En este caso se identificaba bastante bien por el montón de botellas de productos químicos variados, de color oscuro y con su “tranquilizadora” calavera en las etiquetas.




También encontramos el típico mobiliario que recuerda a las cocinas, de madera, y también maquinaria como esta centrifugadora de gran tamaño.




A continuación, encontramos lo que parecían ser habitaciones más pequeñas y bastante parecidas entre ellas. Todas totalmente vacías salvo por algún elemento difícil de mover, como este antiguo y pesado radiador de hierro fundido.




Curiosamente los sillones que suelen existir en estas habitaciones habían acabado todos en el pasillo. No es que hubiera muchos, pero resultaba curioso que los hubieran sacado todos allí.




También llamaba la atención esta fuente en la parte central del pasillo. El diseño era de lo más curioso, pero debía de ser bastante poco práctica para beber agua de ella.




Además de las habitaciones encontramos lo que debían ser consultas. Las de rayos x estaban claramente marcadas, pero totalmente desmanteladas, por lo que era difícil encontrar algo destacable que fotografiar. Encontramos esta especie de cama articulada, pero lo cierto es que parecía un tanto fuera de lugar, como si la hubieran movido de su ubicación original y dejado allí.




Algún que otro detalle encontramos, como esta pequeña mesa de material médico móvil. Pero poca cosa más.




También estas viejas y secas plantas que alguien olvidó allí para siempre. Es raro encontrar cadáveres en estos sitios, pero la imagen de estas pobres plantas que se quedaron en una consulta me pareció bastante poético y triste.




No podía faltar el viejo sillón desvencijado. Este en concreto parecía que en su época fue bastante cómodo, al menos eso parecía la vista.




Los sótanos tampoco tenían mucho que ver. Prácticamente todo estaba bastante desguazado, hasta el punto de ser difícil saber el uso de cualquier estancia. ¿Qué hacía esta silla aquí? ¿Para descanso de la gente de mantenimiento, tal vez?




En las plantas más altas encontramos lo que debía ser la zona noble, con despachos y mesas de oficina. Resultaba curioso ver muebles tan antiguos junto a teléfonos relativamente modernos.




Curiosamente, incluso en esa zona encontramos los recortables infantiles que habíamos visto pegados en casi todas las ventanas del hospital.




Los recortables de papel estaban en cualquier sitio. Incluso en esta vieja caja fuerte que encontramos por allí.




Ordenadores viejos también encontramos alguno que otro. Este es relativamente “moderno”, con sus discos de 3.5”, su monitor “cabezón” y su impresora matricial.




También por esta zona encontramos una serie de curiosas habitaciones a las que se accedía por una no menos curiosa escalera.




Dedujimos que debía de ser la vivienda de personal religioso, dado que estaba apartado del resto del hospital, el suelo era el único en todo el hospital de parquet y que encontramos camas y varios crucifijos en las paredes.




Al final del edificio encontramos una enorme sala circular que debió ser un área de juegos o algo parecido, por el tamaño y la decoración de las paredes. Alguien dejó allí ese viejo sillón en medio de la sala que parecía observar a todo el que se asomaba a la puerta.




Tambíén estaba por allí el salón de actos, con sus sillones en escalera como si fueran gradas. Curiosamente allí encontramos las únicas pintadas del lugar: en la vieja pizarra y con tiza.



Después de explorar toda el ala del edificio principal nos salimos a ver los jardines. Nuestro amigo el vigilante tenía su caseta por allí y nos saludó al pasar. Desde fuera se ve la parte externa de la sala de la imagen anterior, que estaba en la primera planta.




Desde allí nos llamó la atención un edificio pequeño, pero con una chimenea enorme de ladrillo rojo más propia de una fábrica que de un hospital. Resultó ser la sala de calderas que debía proveer de calefacción y agua caliente al complejo.




También debía ser el área de descanso y aseo del personal de mantenimiento. Al menos es la única explicación que le encuentro a este sillón y ese espejo en una sala de máquinas.




Tras volver a juntarnos nos despedimos del viejo hospital desmantelado, preguntándonos cuanto tiempo seguirá allí. Comparando con España es sorprendente que el sitio no estuviera totalmente reventado y lleno de pintadas. Parte del mérito es de la vigilancia, claro está, pero en general da la impresión de que en el país vecino se respetan más los lugares que en el nuestro.



Otras visiones del sitio:

La del Hospital pedíatrico en Última Visita.
El Hospital de Niños (parte 1) y parte 2 en Forgotten and Magical Places.

3.8.14

La leprosería abandonada de Abona



Una de las cosas que tiene convertirse en un “respetable” padre de familia es que tienes bastante menos tiempo que antes para andar metiéndote en “sitios oscuros” (como les llama mi abuela).
Llegan las vacaciones y tras buscar como loco por toda la red acabas dando con un viaje a Tenerife  a un precio razonable, con un paquete de esos de Todo Incluido con la idea de tirarte todo el día en la piscina del hotel, comiendo como un descosido y jugando con tu hija de 6 meses. También piensas en alquilar un coche para dar una vuelta por la isla, subir al Teide y esas cosas que suelen hacer los turistas normales.

Pero mientras andas por el sur de la isla, trasteando con el GPS aparece que hay un abandono a pocos km. “¿Oye, y si echamos un vistazo rápido a esto, sólo por curiosidad?”. Pues para allá que vamos. Total, ni llevo la réflex, ni el trípode y estamos en plan tranquilo…

Total, que aparcamos el coche, miras monte arriba y ves esto…



-“ Oye, que tal si le das de comer un poco a la enana y yo subo corriendo a echar un par de fotos rápidas?”
Pues 3 minutos después estaba arriba jadeando como un perro y pensando que empiezo a estar mayor para correr campo a través en sandalias.
Lo primero que llamaba la atención era la enorme iglesia, especialmente por el diseño y por estar hecha prácticamente entera de hormigón.




El interior estaba totalmente vacío. Por suerte había bastante luz para hacer las fotos sin trípode. Aquí se aprecia que no toda la estructura era de hormigón, sino que las paredes estaban hechas con bloques de piedra.




En el interior de la nave principal se puede observar mejor. Las columnas de las esquinas y toda la estructura del tejado eran de hormigón, mientras que el resto de paredes era de piedra. Resulta raro encontrar un edificio en este estado de deterioro general pero con todas las estructuras intactas. Lo normal es encontrar el techo con bastante más agujeros.



Desde una de las ventanas (la tercera por la izquierda, en la foto del frontal de la iglesia) se podía ver que el número de edificaciones era bastante importante en dirección al mar. Prácticamente hasta donde alcanzaba la vista estaban estas edificaciones bajas.




Por el lado contrario, hacia el interior de la isla, apenas se veían un par de edificaciones más, aunque el camino se perdía en la lejanía.




El último uso del lugar había sido como terreno militar, destinado sobre todo a campamentos y maniobras. A pesar de la pintada es bastante dudoso que aquello hubiera sido alguna vez un polvorín.



Del interior de los edificios no hay casi fotos, y la única salvable (y estuve dudando en si ponerla o no, por borrosa) es esta. Un pasillo central y con puertas y habitaciones a los lados. Esta claro que la compacta va bien, pero para estas cosas deja bastante que desear.




En esta otra imagen se observa mejor el número de edificios, todos prácticamente iguales. Eché un vistazo rápido a un par de ellos pero sin encontrar nada interesante. Ni rastro de mobiliario o cualquier otro detalle que me llamara la atención. Casi mejor, porque son trípode poco hubiera podido fotografiar.




Por lo visto estos edificios fueron utilizados como barracones militares y fueron los que más avanzado estado de construcción presentaban.




Por desgracia no tenía mucho más tiempo. El sol cada vez estaba más bajo en el horizonte y mi chica debía de estar impacientándose, así que hice una última foto a la iglesia y volví corriendo hacia el coche como alma que lleva el diablo.




Luego me enteré que aquel lugar se había levantado ideado como una leprosería. Realmente el sitio era enorme y sólo vi una pequeña parte del lugar. También parece que nunca se terminó de construir ya que en los 40 aparecieron los primeros tratamientos eficaces contra la lepra por lo que estos guettos para enfermos dejaron de tener sentido.

El lugar está situado en el pueblo de Abades  y el artículo que mejor cuenta la historia del lugar es el llamado La ciudad fantama.

Si te ha gustado la entrada puede que te interese echar un vistazo a otros hospitales ,zonas militares o todos los abandonos localizados en España.
Por cierto, en breve me voy a recorrer Bretaña y Normandía. Viaje familiar, por supuesto, pero esta vez no me olvidaré la réflex y el trípode.  Por si acaso
Salu2!

25.4.11

La clínica de las sorpresas.

A un paseo a pie del bar del post anterior estaba esta pequeña clínica. Mucha gente para poco sitio, además de que los alrededores estaban bastante más animados de lo que es deseable, incluyendo a niños jugando al fútbol y alguna abuelita de paseo.

Por suerte la entrada era relativamente rápida y discreta, aunque hacía falta algo de esfuerzo. Al final, entre unos que ya conocían el sitio, y otros que estaban en “modo picnic” con más ganas de echar risas que y de echar fotos acabamos dentro un número pasable de gente.

Aun así, era bastante difícil andar haciendo fotos sin que alguien asomase la cabeza en la toma, pero al fin y al cabo hasta esto también tiene su punto de diversión.

La clínica tenía unas pocas habitaciones que conservaban las camas, e incluso algún armario. Lo que anda por el suelo parecían las palancas y manivelas para ajustar la postura de la cama, a base de engranajes, cremalleras y ejes.



En otras habitaciones había restos de maquinaria. No estoy seguro de para que servía, pero desde luego tenía un aspecto bastante antiguo.




No podía falta un cuarto de baño. Contaba incluso con una pequeña bañera. En la foto no lo parece por “culpa” del angular, pero en realidad era bastante pequeñito.



Al fondo había una habitación con varias pilas y lo que parecía una lavadora o centrifugadora. No me quedó muy claro si era un laboratorio o si era una habitación de servicio que hacía las veces de lavandería. Tampoco quedaba mucho más aparte de los poyetes de obra para sacar conclusiones. De todas formas, por la ubicación en un extremo del edificio y junto a las habitaciones, casi apostaría por lo último.



Justo en el centro de la clínica había una habitación más grande que el resto que debía servir como sala de curas y consulta. La camilla era batante grande y tenía incluso unos estribos para facilitar la exploración ginecológica. En la camilla alguien se había dedicado a practicarle acupuntura con agujas hipodérmicas con un resultado un tanto inquietante.



Anexa a la sala había una habitación pequeña con restos de material médico. Estaba comunicada con la sala por una pequeña puerta y por grandes ventanales, hoy rotos.



En el otro extremo de la clínica había más habitaciones de uso médico. Algunas aún conservaban documentación como revistar médicas y algún mueble, además de un segundo cuarto de baño, este bastante más grande que el anterior.



En la sala más grande nos encontramos gran cantidad de equipo médico, destacando la enorme máquina de rayos X. De la máquina propiamente dicha apenas quedaba nada , pero si de la mesa para las radiografías. Nunca me han gustado las máquinas de rayos X abandonadas. Lo normal es que el elemento radiactivo que genera los rayos X haya sido convenientemente desmantelado, o incluso que siga en la máquina a buen recaudo, sin embargo uno nunca lo sabe a ciencia cierta, por lo que es mejor no andar mucho tiempo en sitios así. Y si no, que se lo digan a los chatarreros de Goiania.



Además de la cama basculante también había otro equipo médico. Resulta sorprendente encontrar tanto equipo en una clínica tan pequeña, sobre todo estas máquinas tan enormes y antiguas. Parte del equipo debía servir para manejar la máquina de rayos, pero otro, por ejemplo el del fondo, con tanto tubo de goma, a saber para lo que serviría.



Para ser un sitio tan pequeñito era sorprendente el juego fotográfico que daba el sitio. En menos de 5 minutos lo habías visto entero hasta el último detalle, y sin embargo te podías pasar horas con la cámara buscando nuevos ángulos y detalles. Y ni una sola pintada en todo el lugar. Ojalá hubiera más sitios así. Por haber, hasta había aún agua corriente. Durante toda la estancia nos acompañó el murmullo del agua que producía una tubería rota.