1.7.09

Colegio abandonado en Bélgica

Vas por la autopista. De repente ves un edificio de aspecto gótico y oscuro en un lado…. “Parece abandonado”, dice alguien.
A la vuelta lo ves desde lejos. El conductor reduce un poco la velocidad…. “¡Ventana rota!¡Hay una ventana rota!”. El conductor toma la siguiente salida y tras dar un par de vueltas por los suburbios aledaños acabamos por dar con el edificio.



La segunda impresión confirma a la primera: está abandonado. Las pintadas en las puertas, algún cristal roto y, sobre todo, las tablas de madera cubriendo alguna ventana rota son características habituales de un abandono. Que el resto de las ventana estén intactas y que no se vean destrozos mayores indican que tiene todas las papeletas para ser un abandono “de los buenos”.

Los buenos abandonos tienen una pega muy gorda, y es que de algún modo están “protegidos”. Puede ser algo tan sencillo como tener todas las puertas y ventanas cerradas con llave, estar tapiados o tener vigilante. Como nunca forzamos la entrada esto suele ser un problema.

Una revisión rápida de perímetro nos permite comprobar que las puertas están cerradas, las ventanas demasiado altas para abrirlas y los muros en buen estado. Ojeando por las mirillas de las llaves y alguna grieta observamos que el interior está abandonado sin duda.

Los carteles en la fachada, en francés y alemán, nos llevan a pensar en un orfanato. Sobre todo al leer la palabra “Orfanarium”.

Nos llama la atención la entrada lateral del edificio… Antena de televisión, ventanas con visillos… ¡un perro! Por suerte viajamos con Mr. Stewie, reconocido relaciones públicas. Una llamada al timbre, un belga con aspecto de no estar muy ocupado y 3 minutos de conversación en francés nos abren las puertas del edificio.

Nos contó que más que un orfanato, el lugar era un colegio en régimen de internado para los hijos de los “batelliers” o fabricantes de barcos. Al parecer debía ser un negocio importante debido a la cantidad de canales que cruzan la zona, convirtiendo la vía fluvial en un factor importante en el transporte de mercancías y personas.

Nos contó también que el lugar se encontraba en obras para convertirlo en apartamentos. Las obras eran patentes en todo el edificio, y prácticamente no quedaba ningún suelo intacto, al haber quitado las losetas. Resultaba curioso ver como los materiales de obra se amontonaban junto a los dibujos que los niños habían dejado en las paredes.



En la planta baja se encontraban la mayor parte de las clases. Aún permanecían allí las enormes y antiguas pizarras de tres cuerpos con montones de inscripciones en tiza, auque probablemente posteriores al cierre de la escuela.



Las escaleras eran algunos de los elementos que mejor se conservaban. Por el aspecto diría que el nuevo proyecto de apartamentos pretendía mantenerlas en su estado actual, ya que se conservaban en buen estado y era una de las pocas áreas en las que las losetas del suelo permanecían en su lugar.



En las plantas superiores se encontraban los comedores y dormitorios, separados por sexos, según nos contó nuestro anfitrión. También había un par de enfermerías y algunas habitaciones para profesores y cuidadores.



En algunas de las ventanas aún permanecían pegados viejos recortes de papel coloreado por los críos, como es el caso de estas flores.



En los pisos superiores había algunas habitaciones grandes con techos acabados en pico. Una de ellas se usaba como pequeño cine. La pena es que había muy poca luz para hacer fotos, y la poca que había venía de pequeños ventanales, de modo que no había manera de hacer fotos decentes. Lo que más me llamó la atención fueron las viejas ventanas con marcos de madera y cierres metálicos.



Tras ver las plantas superiores nos bajamos a los patios.



Había un viejo teatro, aunque las obras lo habían dejado en bastante mal estado y estaba lleno de escombros y con poca cosa que ver.
En el exterior nuestro guía nos comentó que en las plantas inferiores estaban las cocinas y la lavandería, aunque una llamada inoportuna hizo que la visita se acabara de forma bastante repentina, así que sólo vimos la planta sótano por fuera.



Tras despedirnos nos dedicamos a hacer las fotos de rigor del exterior y alguna que otra de grupo. Lo curioso es que el encargado volvió mientras estabamos aún por allí y nos invitó a ver la “casa del director”.

No es un abandono en el sentido estricto, pero la verdad es que era curiosa, sobre todo teniendo en cuenta que aún no estaba reformada y que se mantenía en un excelente estado.



Habitaciones vacías y tres plantas. Lo que más miedo daba eran las escaleras a la buhardilla. Apenas cabía un pié en cada escalón. Al menos eran estrechas como para apoyarse en la pared…



En el desván aún se mantenían los depósitos de agua caliente, aunque por el estado y el óxido supongo que el nuevo propietario debería pensar en buscarse unos nuevos.



El baño tenía ese aspecto añejo de “casa de la abuela”. Sin embargo el estado de los sanitarios era impecable.



En resumen, un golpe de suerte de los buenos. Una auténtica pena no haber encontrado el sitio un año antes y haberlo visto sin todas esas obras empezadas. Aún así, los colegios abandonados siempre resultan emotivos, y más cuando aún encuentras los coloridos restos de los trabajos de los pequeños.

Enlaces:
La misma visita y más fotos, desde otro punto de vista, en Abandonado a su suerte.

16 comentarios:

Carlos OC dijo...

Con anfitriones asi da gusto.

Anónimo dijo...

Me ha encantado este trabajo, gracias por hacernos llegar estas historias que de otro modo no conoceríamos nunca.
Yo, por lo menos, soy tan cobardica que sólo me atrevo a frecuentar el abandono y su misteriosa aura de vuestra mano.
Felicitaciones.

Sorokin dijo...

Muy interesante. Aquí en Bélgica hay bastantes casos de antiguos colegios o antiguos cuarteles que se han convertido en edificios de apartamentos, respetando toda la estructura existente. En cualquier caso, que no cuenten conmigo para ir a vivir a uno de ellos. Admito que me daría neura.

Miguel Baquero dijo...

Qué limpio y qué ordenado está todo dentro de lo que cabe. Me han gustado especialmente las fotos de las escaleras

Anónimo dijo...

Impresionante.
Habéis estado en Prypiat?

Sorokin dijo...

Sí, yo he estado en Prypiat

Anónimo dijo...

Hola.
Has publicado algún reportaje de esta ciudad fantasma?
Tengo un par de amigos que quieren pasar este verano por alli pero no saben como están las cosas..
Un saludo.

Sorokin dijo...

Pripyat está dentro del área de exclusión de Chernobil. Para entrar hace falta un permiso especial de las autoridades ucranianas. Lo mejor es que te dirijas a la embajada de Ucrania en España.

Anónimo dijo...

ok, muchas gracias.

Andrés Bernardos dijo...

Ahora, antes de entrar, he pensado: ojalá haya actualizado con algo, que cada vez que lo hace me fascina. Y efectivamente, no me has fallado.

Cómo me gustaría hacer estas cosas, pero no sé...no termino de dar el paso...

Saludos!

Abandonalia dijo...

Orayo: Ya te digo. Uno afota mucho más tranquilo así... :)

Reyes: De nada... :). Y ya ves que a veces no hace falta valentía. Con suerte y dar con alguien amable basta.

Sorokin: A mi no creo que me diera neura. Eso sí, en este caso, con las ventanas dando a la autopista, tendrán que hacer un buen trabajo cambiando las ventanas de madera por Climalit o algo parecido.

Miguel Bakero: La mayoría de las habitaciones estaban totalmetne vacías y con los suelos levantados. Nos costó bastante encontrar detalles que fotografiar para qeu no pareciera la visita a una obra. La casa del director tenía pinta de irse a habitar sin mucha dilación.

Tania: Yo no he estado, pero ya caerá esa visita... :) Por lo qu sé, hay "visitas guiadas" a la zona, con contadores geiger y esas cosas.

Andres Bernardos: echa un ojo al Club Cela y espera a que haya alguna quedada por tu zona.

Salu2 a to2!

Jaime López dijo...

la imagen de las escaleras del patio me recuerda a una pelicula que vu hace poco ¿tendra algo que ver? la peli es imago mortis...

Sant Pere de Ribes dijo...

Me recuerda a una peli de miedo... Muy guapo

Unknown dijo...

Soy asiduo de tus "abandonos" y siempre me ha asaltado una duda, haces HDR con las fotos???? Muchas gracias y un saludo!!!

Marta dijo...

Me encantó esta entrada. Se de muchas escuelas abandonadas o en desuso, tienen mucho encanto, pero me dan algo de pena...Conocí este blog hoy por la tele, muy interesante. Yo trabajo en una escuela rural y llevamos a los niños a veces a jugar al "laberinto", que no es otra cosa que una casa de nueva construcción sin acabar por la crisis, solo tiene paredes por lo que es igual que un laberinto. También hay otras muchas cosas abandonadas que utilizamos para nuestros trabajos de reciclaje (trocitos de maderas, tubos...)
Un saludo!!!

Sara Von Hammersmark dijo...

Increíble ... me quedo sin palabras ...

Como se nota que esto no es españa.